miércoles, 29 de abril de 2015

Santa Inés Ahuatempan, el semidesierto de la pobreza

 

 Nota publicada en Periódico Digital
Leonardo Torixa

  • un municipio con más de diez mil habitantes que en su mayoría se dedica a la agricultura pero que hoy la falta de oportunidades los tiene en jaque


Enclavado en la Mixteca alta de Puebla, donde el paisaje semidesértico es el común denominador y donde la temperatura supera los 30 grados centígrados en primavera, se ubica Santa Inés Ahuatempan, un municipio con más de diez mil habitantes que en su mayoría se dedica a la agricultura pero que hoy la falta de oportunidades los tiene en jaque.


Muestra de ello es Domingo Castillo Flores, un campesino del lugar que desde las primeras horas de la mañana, acompañado por un viejo burro, acude a sus tierras de labor para iniciar la pesada jornada y día con día lleva a cabo el denominado “rastreo” para preparar la cama de la siembra con la que al término de la temporada apenas obtendrá una tonelada de maíz que sólo servirá para el auto consumo.


“No necesitamos mayores apoyos, necesitamos un mínimo apoyo porque a nosotros no nos dan nada, a nosotros no nos dan ningún apoyo, por lo tanto nosotros tenemos que andarle luchando con el animalito aquí”


Y es que a decir del pequeño productor, la ayuda de los gobiernos estatal y federal únicamente llega a las grandes organizaciones o a los intermediarios acaparadores, y quienes durante años han demandado maquinaria, así como fertilizante, simplemente se quedan durmiendo el sueño de los justos.

—Trabajan todo el día pero, ¿cuánto ganan?

—Aquí no se gana nada. Por ejemplo, aquí andamos y nos pagan cien pesos o (algo) así. Sinceramente no es nada, para lo que hacemos, no.

—Esta tierra, ¿es de ustedes o se la rentan?

—Nosotros la rentamos en mil 500 por temporada. También el dueño está así, no tiene la renta y nosotros la trabajamos.

Cambio de tierra


Año con año los jornaleros agrícolas de la Mixteca alta se ven en la necesidad de buscar nuevas oportunidades de empleo que les permitan sacar adelante a su familia, por lo que durante los meses de abril, mayo y junio emigran hacia los estados del norte del país, como Sonora o Baja California, para trabajar en los viñedos de la región. Al término del ciclo regresan a sus lugares de origen con apenas cuatro mil o cinco mil pesos de ganancia.


“Hace apenas unos tres días atrás de esta semana, se fue mucha gente, más o menos aquí de este pueblo como unas 30 personas, se fueron para el estado de Sonora a la cosecha de la uva”, detalló Renato Mendoza Gallardo, campesino de Ahuatempan.


El ayuntamiento de Santa Inés Ahuatempan tiene un registro de por lo menos 200 personas de las comunidades La Concepción, Loma las Minas, Tierra Nueva y San Juan Nepomuceno, que deciden viajar hacia las entidades norteñas para incorporarse como peones de los grandes ranchos de uva, donde a decir de don Renato las condiciones laborales dejan mucho que desear y el pago por caja recolectada no supera ni los quince pesos.



“Hay una persona que contrata gente que está conectada con los de las huertas de Sonora, esa persona se encarga de venir a contratar a las personas acá a los pueblos y dicen que ellos cuentan con un seguro de vida en el transcurso del viaje y pues vienen autobuses acá a traerlos, de hecho de aquí para allá se van con lo poco de dinero que tienen por si algo comen por allá, ahora si no se que ya vengan con gastos pagados pero se van a la aventura”

“En cuanto a los alimentos allá me platican que los tratan muy mal, me platican que donde preparan los alimentos, prácticamente es un alimento para perros, unos toneles y la comida que sobra al siguiente día les revuelven la otra pero es una comida muy mal hecha, muchos se enferman allá llegando, muchos se enferman del estómago por los alimentos que no están bien preparados pero la necesidad los obliga a comer eso”

—¿Dónde duermen, dónde descansan?

—En cada rancho de los empresarios que tienen allá, viven alrededor de unas 200, 500 personas en unas galeras, todos tirados en el piso ahí, ahí duermen todos juntos, ahí no tienen el privilegio de una camita, todos en el piso.

Falta de apoyos


El 90 por ciento de la población total de Ahuatempan se dedica a sembrar maíz y frijol, pero por falta de apoyos se ven obligados a salir de sus comunidades por lo menos dos temporadas al año, abril mayo y junio, así como octubre, noviembre y diciembre. Cuando regresan los pocos recursos que obtienen son invertidos en sus parcelas para evitar que estas terminen abandonadas.

“La otra parte del municipio, se va a Estados Unidos, ahí se da el fenómeno más en el varón, deja a la esposa, a los hijos y cada ocho días, cada quince días reciben las remesas y así es como se sostiene la gente en nuestro municipio”, dijo el alcalde Rolando Artero Mendoza.

Cabe mencionar que debido al constante fenómeno migratorio que se presenta en Ahuatempan, el ayuntamiento ya gestiona ante la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) la instalación de un albergue para atender a las familias que se quedan desamparadas y garantizarles derechos como: salud, educación y alimentación.


1 comentario:

  1. Si la comunidad esta así es x q el gobierno municipal acapara todos los recursos y programas y los reparte solo a los q sean de antorcha campesina ,ojalá los medios de cunicacion investigaran mas,se darían cuenta de q el alcalde es un parásito bueno para nada y corrupto

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